Lavado de Oidos

LAVADO DE OÍDOS

El cerumen está formado por sebo, secreción de las glándulas ceruminosas de la porción externa del conducto auditivo externo (CAE), restos de pelos y descamación epitelial. Cumple una función protectora y fisiológicamente es movilizado desde la parte interna del CAE hacia el meato auditivo.
En la mayoría de las ocasiones los pacientes, buscando limpieza tienden a utilizar elementos extraños como cotonitos o palos de fósforo para extraer el cerumen. Con esto consiguen:
- Introducir más la cera e impactarla en la profundidad del CAE
- Alterar el pH del CAE (normalmente bajo) y el contenido de ácidos grasos y lizosimas del cerumen, disminuyendo la capacidad de defensa contra los gérmenes.
El tapón de cerumen es, por lo tanto, en la mayor parte de los casos producido por el mismo paciente al usar una mala técnica para limpiar el oído. Es una de las consultas más frecuentes en otorrinolaringología y sus síntomas son: hipoacusia leve que es descrita como sensación de oído tapado y en ocasiones tinitus. Al examen físico se observa una masa amarilla cafesosa que ocluye el lumen del CAE. Ésta puede ser pegajosa y suave o seca, dura y friable.
El tratamiento es la extracción, la cual puede realizarse a través de 2 técnicas:
- Irrigación: Se hace con agua (a la que en algunos casos se le agrega antiséptico) a 37ºC, para evitar la respuesta calórica vestibular. Se utiliza una jeringa especial de gran capacidad con punta redondeada. El chorro tiene que tener una potencia suficiente para desimpactar el tapón y debe ser dirigido a la pared posterior del conducto para evitar la perforación timpánica traumática. Luego de haber extraído el tapón hay que realizar una otoscopía para verificar la indemnidad del tímpano.
- Remoción a través de visión directa: Este método es el indicado si es paciente tiene antecedente de perforación timpánica. El tapón se puede extraer con curetas, pinzas, ganchitos adecuados (cucharillas) o aspiración, utilizando microscopio u otoscopio con canal de trabajo. La aspiración debe realizarse bajo microscopio.
En ambas técnicas hay que ser muy cuidadoso, ya que cualquier maniobra inadecuada puede provocar lesiones en el conducto o incluso perforación de la membrana timpánica.
Si a pesar de la técnica usada, persiste el cerumen impactado, el paciente se puede enviar a su casa con indicación de usar gotas de agua oxigenada para ablandar el tapón y facilitar la extracción.
Finalmente, es importante recalcar que en esta patología es fundamental la educación. El aseo de los oídos, en general no es necesario. Sin embargo, en el caso de realizarlo se debe limpiar sólo el pabellón auricular y la porción externa del CAE, usando el dedo índice envuelto en una gasa o un paño. Nunca deben usarse cotonitos, palos de fósforo ni puntas de lápices.
En el CAE pueden encontrarse también cuerpos extraños que requieren de extracción, estos sin duda son más frecuentes en niños que en adultos.
El cuerpo extraño más urgente de tratar es el insecto vivo, éste genera dolor porque al moverse traumatiza las paredes del CAE y el tímpano. Además produce mucha angustia en el paciente, al sentir el aleteo en el canal. Para poder extraerlo, es necesario primero inmovilizarlo utilizando lidocaína o aceite comestible. Luego se saca con instrumentos como pinzas o ganchitos.
Si el cuerpo extraño es una semilla lo ideal es no irrigarla, porque si la extracción fracasa, al humedecerse se dilata y complica el próximo intento de extracción. Con la dilatación de la semilla, se presionan las paredes del CAE y al tratar de sacarla provoca erosiones.